Querido Fernando, desde el más sincero
cariño y respeto, que sin conocerle le tengo, al igual que a cualquier otro
octogenario, permítame que le diga sin ningún ánimo de que se sienta insultado
u ofendido, que usted es un burro y no tome el nombramiento de burro como un título
más, de todos los que usted tiene y ha ido aglutinando en su ya larga vida y
que deseo de todo corazón que siga disfrutando de ella muchos años más. Mi
intención es y si me lo permite ya que cuando usted empieza su labor de
docencia en la Universidad Pontificia de Salamanca yo no estaba ni en proyecto,
lo cual indico para que se pueda ver la diferencia de edad, por lo que me encuentro
en la difícil situación de pedirle que rectifique las palabras que salieron el
otro día de su boca diciendo que la homosexualidad se cura con un tratamiento.
No sé muy bien si esto de la
homosexualidad como usted tiene tan claro que se cura con un simple
tratamiento, si tengo que pedir hora para el médico de familia o simplemente con
ir a la enfermera es suficiente, supongo que será cosa de poco y no tendré que ir
al especialista, ni me tendrán que ingresar, porque claro señor próximo cardenal
esto lo cubre la seguridad social, porque de no ser así me voy a tener que
pagar yo los costes y esto debe de costar una pasta ya que llevo toda la vida
con estos síntomas y quitármelos ahora va a ser complicado y caro, y de no cubrir
esto de la homosexualidad la seguridad social y tener que ir por lo privado,
sabe usted si la Iglesia subvenciona algo, lo digo porque como dentro de ella
se han identificado ya bastantes homosexuales, mas que nada, por ir viendo como se puede
solucionar este problemilla que tengo.
Querido Fernando, yo entiendo que es usted
una persona mayor, pero también es una persona con un nivel cultural muy alto y
muy inteligente, fundo la revista Iglesia viva, es Doctor en teología con la máxima
calificación por Pontificio Ateneo “Angelicum”. Años más tarde
fue nombrado Decano de la Facultad de Teología y un año después Rector
Magnífico de la Universidad estando en este puesto ocho años. En 1979 Juan
Pablo II le nombra obispo, fue vicepresidente de la conferencia episcopal en
dos periodos diferentes, en 1993 fue nombrado arzobispo, tiene decenas de
reconocimientos por su buen hacer en la Iglesia y también por lo mucho que ha
aportado a la sociedad, pero todo esto lo embarra cuando tiene frases como la
que ha dedicado estos días a la homosexualidad, cosa que viene de largo ya que en
2003 realizo unas declaraciones al “Diario de Navarra” en las cuales no aceptaba
como matrimonio a las parejas homosexuales.
Por favor piense en las palabras que tuvo
el Papa Francisco en referencia a la homosexualidad, que por otra parte, el Papa
Francisco es el que próximo 22 de febrero le va a nombrar cardenal a usted.
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