Que
diferente es la vida para cada uno de nosotros, no podemos hacernos una idea ni
sabemos lo afortunados que somos los que nos hacemos llamar personas normales,
las personas normales, generalmente tenemos una familia, hablo de mujer, hijos, hermanos, primos, padres, suegros, cuñados, tíos. Esta familia unas veces mejor y
otras veces peor, pero por lo menos la tenemos y no sabéis que suerte tenemos,
la familia no solo es impuesta es que además queráis o no queráis es nuestra,
es parte de nosotros, es a quien acudimos cuando nos pasa algo, es la que
normalmente nos financia en alguna de nuestras locuras económicas cuando no
sabemos a quién acudir, es a la que podemos ir a contar nuestras penas,
también es a la que sin saber porque la echamos las culpas de nuestros males y
con quien pagamos las consecuencias de nuestra mala cabeza, con la familia nos
sentamos a comer muchos días de nuestra vida y también a cenar otras muchas noches de nuestra
vida, a la familia se la pide consejo, eso es una familia que está unida y nada
la puede separar. Qué bonito es todo esto si realmente fuera en todos los casos
verdad, pero no es así en muchos casos es todo lo contrario, hay familias que
se llevan a matar, que no se pueden ni ver, que se odian entre ellos, que pena ver
a sangre tuya y no poder ni tan siquiera pararte a dar un beso o simplemente a
charlar amigablemente.
Todo
este preámbulo viene porque hace algún tiempo leí en el periódico la historia
de un hombre que había nacido en la cárcel, donde su madre cumplía condena y en
ella, la cárcel, había pasado la mayor parte de su vida, en su triste vida solo había hecho
que cometer delitos, delitos menores que le tuvieron paseando por la mayoría
cárceles españolas, este ya ex-recluso de 62 años estuvo en ese momento varios
días durmiendo en las puertas de la cárcel para pedir su reingreso en el
centro, donde dice que está su hogar y su familia.
Él
afirmaba que en la cárcel era donde mejor estaba y que los presos y los
funcionarios son su verdadera familia, decía que le admitieran otra vez o que
volvería a robar o hacer algo para que le volvieran a meter en su casa, ya que no sabía
que hacer fuera de ella. Con lo duro que vemos la cárcel, para él era su casa.
A
que ahora si os dais cuenta que importante es la familia, en este caso la
familia no es de sangre, pero es la familia que ha tenido Eduardo durante toda
su vida. Pero teniendo familia de verdad prefiero la mía, que la de la calle.
Hay
una cita del papa Juan Pablo II que dice “El futuro
depende, en gran parte, de la familia, lleva consigo el porvenir mismo de la
sociedad; su papel especialísimo es el de contribuir eficazmente a un futuro de
paz”.
parte de la familia, yo en cabeza
Música preciosa de Juan Carlos Calderón
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