Ave María Purísima
Sin pecado concebida hijo, sin pecado concebida
Padre esta semana me
acuso de vivir en un país en el que él obrero ha perdido el sentido del
sindicalismo
Desde mi manera de pensar el sindicalismo, ha sido, y es, un instrumento
imprescindible para la defensa y protección de los intereses de los
trabajadores. Pensar en qué situación se encontrarían muchos trabajadores si
los sindicatos no existieran. La reforma laboral solo sigue un camino, y este
es el de reducir el papel de los sindicatos en aquello que les es más
substancial, la negociación colectiva. El gobierno y sus aliados, saben que su
enemigo principal en estos momentos es el sindicalismo, y por eso mediante acciones
políticas, legislativas y también administrativas como la reducción del número
de representantes sindicales y liberados en las empresas públicas, también
algunos medios públicos adictos a este régimen se encargan siguiendo
directrices muy claras de arremeter contra ellos.
Por favor no penséis que todo es malo y que todo es como nos cuentan, si es
verdad que getas y que meten la mano en la caja los hay en todos los sitios, y
aquí no sería menos, pero lo que hay que hacer dentro de los sindicatos si
realmente se sabe algo de esto es denunciar y no dejar que se ensucie el
trabajo de años y años de mucha buena gente que dio hasta la vida por defender
los derechos que tenemos hoy en día.
Si no fuera por los sindicatos, no sé qué sería de nosotros los
trabajadores, como nos defenderíamos de las directivas agresivas que siguen los
comités de dirección de las empresas, cuando luchamos por nuestros convenios o
simplemente cuando queremos defender nuestros derechos laborales o eso que esta
tan de moda ahora ¿Quién nos defendería y negociaría en nombre en de todos los
trabajadores de una empresa los numerosos ERES?
El sindicalismo ha sido siempre “el hermano pobre” del sistema. Decía mi
paisano carabanchelino Marcelino Camacho “la democracia se ha quedado a la
puerta de las empresas”. Pero el gran problema de los sindicatos es que no han
tenido el suficiente apoyo público, ni institucional ni tampoco financiero,
para ejercer su función, pero además de estos el trabajador, no todos, pero si
una gran mayoría vieron pasar el apoyo a los sindicatos de refilón. Si todos
los trabajadores estuviéramos afiliados y sindicados, pagáramos una cuota real y no
representativa otro gallo nos cantaría y no se necesitaría subvención pública, pero claro
esto debería de suceder también con los partidos políticos, quien quiera pertenecer a un partido que se lo pague.
El papel sindical dentro de la empresa privada, que es la que conozco ha ido
perdiendo fuelle y creo que se ha llegado a un aburguesamiento demasiado
peligroso, sé que esto que estoy diciendo, alguno le puede sentar mal, pero
realmente es lo que pienso y dicho desde el corazón y sin hacer deméritos a los
que han dado horas y horas de trabajo, de su descanso y de hasta su vida
familiar, por todos los trabajadores y para más dolor muchos de esos
trabajadores a la vuelta de los años les han dado la espalda, pero mi única
intención con esto es hacer que el sindicalista se acerque más al obrero, que
vea sus inquietudes, que no solo nos acerquemos a los afiliados, que intentemos
que esos que no son afiliados, sean afiliados, dar vueltas por los
departamentos y ver que se cuece, no esperar que se acerquen y nos cuenten,
adelantarnos. Los representantes sindicales tienen la misión y el deber de saber
lo que pasa, de primera mano, no esperar a lo que cuentan unos y otros. Esto espero
que se tome como una crítica constructiva, para que el sindicalismo, este otra
vez cerca del obrero, que parece que se ha alejado un poco.
Por otra parte no voy a dejar a todos esos obreros que se sienten muy
sindicalistas sin nunca hacer nada y que además de siempre estar criticando a
los que defienden nuestros derechos, no son capaces de tener ni las ideas medio
claras, me refiero a todos esos que están en contra de todo, pero a la hora de
la verdad, nunca están dispuestos hacer nada, a todos estos, les digo que a
nadie le interesa hacer una huelga, nadie quiere conflictos en su puesto de
trabajo, nadie quiere dar una mala imagen de su empresa y lo más importante a
nadie le gusta perder dinero, pero cuando no hay más remedio se está a favor o
se está en contra, no valen las medias tintas y tampoco valen los sobanabos que
intentan contentar a todo el mundo, ya que estos son los peores, estos no me
merecen ningún tipo de respeto. Me merecen todos mis respetos los que tienen
las ideas claras para bien o para mal, a favor o en contra, para el sí o para
el no, pero no me pidáis ningún respeto para los indecisos en momentos
cruciales.
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